Marruecos
alguna vez, alguien y yo.
Recordé no haber aprendido nunca a tocar el piano o no
llorar por no amar París con su música de violines de fondo.
La certeza de las pastillas y las manos temblorosas
las noches rancias en una ciudad de fantasmas.
Marruecos
alguna vez, alguien y yo.
No en esta vida.
No en esta vida.
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