biutiful



A Pablo Barrera


No se trata de un par de tetas más grandes
o un culo más gordo o un bulto más dotado.
Ni un mensaje privado seductor
que invita a la clandestinidad fugaz de un momento caliente
que dura apenas unas horas
a través de una red social.
No es tampoco la facilidad de la lengua
que tira palabras libertinas
en un rincón oscuro y marginal un viernes o sábado cualquiera.
El instante mágico está provisto de espejos
que reflejan la noche
aún del otro lado del océano cuando es de día
o cómo seguir el trayecto de una hoja
que naufraga en un charco de agua
imaginando tempestades.
La inocencia de las criaturas intacta
a pesar de haber pasado la barrera de los cincuenta y lucir varias canas.
Detenerse unos minutos para absorber
el perfume de los tilos
o fotografiar la luna detrás de una iglesia.
Medito envuelta en una vieja manta raída,
cómo la vida se torna esquiva de poesía
a la normalidad y el hacer lo correcto.
La belleza absoluta con certeza
abraza en su totalidad a lo diferente y a aquéllos
que aún conservan algo de niños.


+



Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

*