Es un misterio que en un barrio nuevo de pisos normaluchos que se encuentra donde Cristo perdió el gorro los alquileres sean altos. ¿Pagar 1.100 euros por un apartamento no lujoso en un entorno que sólo es una ciudad a medias por su escasez de comercios, sus avenidas de seis carriles y sus negocios de restauración desoladoramente parecidos a franquicias? ¿Quién diablos está dispuesto a vivir en un lugar semejante y a rascarse el bolsillo para ello? EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ.
La imagen es de Ángel Navarrete.