"¿Estás segura que quieres eliminar 1227 fotos?"
El dedo quedó suspendido encima de la pantalla, indeciso, sabedor de que lo que hiciera ya no tendría vuelta atrás. Era él quien debería hacerlo, no ella. En la pantalla aparecía un primer plano suyo en la playa, con una sonrisa falsa, su sonrisa habitual. No recordaba dónde se la hizo. La cantidad de selfies en la memoria del teléfono indica el grado de soledad de las personas. Entonces el dedo se dejó caer, desplomado.
"Sí".
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