La vuelta al mundo, de Juan Francisco Ferré


Del epílogo:
Este libro del autor nace de la conjunción de un deseo irrealizable y un curioso desafío.
El deseo: expresar con escasos medios la totalidad inabarcable del mundo contemporáneo.
El desafío: escribir un relato diario, al menos, durante cuarenta días (entre julio y septiembre de 1998) hasta completar, montado en una alucinante máquina de ficción, la vuelta al mundo en homenaje irónico a Julio Verne.

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La primera vez sucedió dentro de la taza del váter y no sentiste ningún reparo en tirar de la cisterna. Te divirtió entonces descubrirlo allí al fondo, anegado en repugnantes heces y alzando apenas los bracitos en demanda de socorro, la monda cabeza una canica sin facciones ni órganos, excepto tal vez un orificio diminuto por el que expelía un grito imperceptible, algo parecido al chirrido monocorde de un grillo, acallado enseguida por el brusco caudal de agua. No necesitabas preguntar de dónde venía, su procedencia era tan evidente como incoloro el tono de lo que no sabías si llamar piel o sólo envoltorio, manchada transparencia en todo caso.

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Tú sales de ninguna parte y te encaminas hacia ninguna parte, como corresponde a quien vive en un agujero tapizado de plástico y cajas de cartón y se aprovisiona de víveres y de toda clase de materiales por los alrededores de la autopista, plagada de urbanizaciones y de naves industriales y estaciones de servicio y hasta un vertedero en el escogido vecindario. Esta mañana sales como siempre en tu búsqueda inagotable de tesoros llovidos del otro mundo. Si el cielo está azul o gris, o llueve o nieva o graniza, a ti te da igual, tienes trabajo que hacer y no puedes dormirte, tus compañeros más despabilados se llevarían los preciados trofeos. Cuanto menos tienes más necesario se hace su mantenimiento.

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Cuando vives en un agujero todo se vuelve agujero para ti, todo se ahueca y vacía de sustancia, quizá el revolcarte siempre entre los residuos de los demás, viviendo de lo que otros apartan de su lado, rodeada de desechos, quizá eso te haya enseñado muchas otras cosas, pero sobre todo que la vida ofrece tantas caras como perspectivas y a ti te ha tocado conocer el punto de vista de lo ínfimo, el reverso más humillante, sin salida aparente.


[Pálido Fuego]

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