Había aprendido a reír sin tener ganas de hacerlo. Casi todo el mundo del entorno profesional de su marido la conocía. Tenía fama de mujer discreta e inteligente. La inteligencia se presume siempre que alguien guarda silencio mientras escucha y no aparta la mirada de quien le habla; basta con asentir. Ella asentía con profesionalidad, incluso a veces hacía algún tipo de pregunta, corta y directa, para mostrar así el interés que en realidad no tenía. Algo en su actitud resultaba atractivo, y a él le gustaba tenerla cerca, a su lado o detrás, nunca delante...
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