Tengo en un baúl un montón de cosas raras
que algún día tendré que usar…
Una taza vacía, una tormenta,
el recuerdo de una vieja amistad.
Un cactus, una foto en blanco y negro,
un par de calcetines viejos.
Una ventana entreabierta,
una mirada furtiva en el metro,
el roce de unas manos que nunca se repetirá,
humedad en las pestañas.
Caricias por debajo de la mesa,
el beso de la incertidumbre,
las ganas de salir,
las cosas bonitas que no se pasan nunca
de moda, ni de largo,
sino que se quedan a vivir.
La sublimación de mi estado,
de mi hielo a gas vivo
sólo por llegar a ti.
Que no hay nada más raro,
inestable e irascible,
nada menos razonable,
ni más cobarde e inseguro
que un poeta que es feliz.