Algunos poemas

1

En el patio de mi casa hay una hamaca donde reposo las tardes

voy contra todo:
                         mosquitos que dan de cara a la memoria
                         luciérnagas que brillan, imposibles

mientras quedo meciendo las heridas


secándolas al viento

(de Consagración del silencio)

2

por qué cuando mi nombre me llama
los huesos son mundos con forma de boca

por qué cuando digo alucinación doy vuelta los ojos
y hablo y muevo las manos para borrarme la cara
que vienen de todos los estómagos
tan jóvenes como la hoguera, tan viejos
como el pecho sucio de mariposas

por qué si digo calendario tengo veintisiete años y no cincuenta
cuándo nací
cuándo empieza mi biografía
cuánto hace que escribo
¿envejezco junto con la piel o estoy cubierta de flores mojadas?

por qué mi nombre se apoya en la espalda y sopla la nuca de quien me habita
por qué se miden los días con las agujas del sol
y no con cristales que reflejen camas estigmas tiempo inexistente

por qué el amor se llama amor y no mierda
por qué el amor ofrece pero no da
y sin embargo traspasa el rojo y el océano

por qué mi vecina se parece a la que soy pero con otra verdeazul levedad
por qué me busco en la sombra de balas que no llegan
y se me hacen hijos que no expulso
para construirme una muerte manto de agua

me fui de mí para saberme cerca
cerca del fuego 
lejos de mis pulmones para respirar humo esparcido

(de Aquí se viene a morir)


3

Tatuada por las coordenadas de la existencia de un grito sanguíneo exagerado. Tatuada por el desasosiego de los escenarios con forma de boca girando hasta las tres de la mañana. Por los delirios de la incontrolable mano izquierda que escribe. Por el personaje que desciende hasta habitarme la sien y ensuciar mis cadenas.

Porque quiero escapar
          no sé escapar
                    del tatuaje vertiginoso y la liviandad de la infralengua que soy

tatuada por el equilibrio que desequilibra todas las luces estelares
tatuada después de bañar el cuerpo de la inocente
(la culpable no tiene cara
ni el idioma concéntrico del agua)

tatuada por una música que no tiene vocales en abril
tatuada la piel de madrugada
con el contraluz abstracto
con el sueño variable que despierta en formas desiguales

agresiva
desdoblada por el pelo yugular inmediato
por el antidepresivo insalubre
infinito calor molecular de un cigarrillo

agresivamente tatuada
la puta que soy
era
mí me yo
vos
con el bozal de la noche y la preñez en las caderas

tatuada obscenamente por la madre que no fui cuando me puse a parirme. 

(de Delirios atemporales)


4

Lo juro, ahí está el silencio debajo de la mesa.
El cuerpo no me alcanza para agazaparme a recolectar,
repentinamente, toda esa noche mía.
Son muchas muertes.
Las más perfectas tienen cartas,
contestadores, shocks eléctricos.
Ahí está el silencio. Se hace agua
y algo resbala para siempre en mis rodillas.
Es esa pierna y el escalofrío, es ese ojo viéndome,
Haciendo el gesto, un guiño.
Lo juro, me froto en toda esa pena.
Se trata de un pichoncito atado al pecho.
Te ato, por dónde, no vayas,
no juntes el silencio,
mirate la boca.

Cuerpo, mi cuerpo: mirate la boca

(de Drenar a la muñeca)


5

La noche cede espacio.
Es una estatua en posición de alba apoderándose de las luces
y entonces la sombra
ese montoncito de cuerpos
emerge
de su siempre buscarse.

(de La oscuridad se puso a brillar)


6

Había una vez una catástrofe, eso que siempre se abre por las piernas y no se calma.
Lo absoluto naciendo: tuve que ponerle mi herida.

(de Buitre hacia la nada) 

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