Enhebro la aguja y luego me coso las heridas con hilo fino, cada puntada un pinchazo en la carne aún dolorida. Luego remato el hilo y espero a que se pase el dolor, cuando ya están secas las penas y los disgustos mas hondos bordo encima una flor a puntadas pequeñas y me imagino que sus pétalos son el regalo, la señal de que se han superado y han dejado un bonito adorno sobre mi piel, un aprendizaje.