De cómo la religión y el fanatismo pueden ser nuestros peores enemigos y sacar a la luz los más indeseables diablos, nos habla este magnífico y muy poco recordado thriller de Silvio Narizzano, Te espera la muerte, querida (Die! Die! My Darling!, 1965), basado en una novela de Anne Blaisdell, que ha superado con sobresaliente el paso del tiempo y sigue siendo plenamente disfrutable a día de hoy.
Histriónica, sarcarcástica y entretenidísisma, aunque a la vez tremenda en sus planteamientos, la película de Narizzano, de impecable fotografía, se sustenta sobre todo en el guion de Richard Matheson, retorcido donde los haya y perfectamente hilvanado, y especialmente en la memorable interpretación de Tallulah Bankhead, como anillo al dedo para la ocasión, que por sí sola merece ya el videado del film y es de las que nunca se olvidan.
Un caserón victoriano, una viuda excéntrica (Tallulah Bankhead) y obsesionada por la muerte de su hijo, y la visita de cortesía de su antigua novia (Stefanie Powers), que desata un torbellino de pasiones y situaciones límite en la casa, son las principales bazas de esta cautivadora película, otra de las perlas de la Hammer a reivindicar.
Vicente Muñoz Álvarez
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