Paseo de los Melancólicos es un nombre muy bien puesto para un tramo que parece recoger la caída de la ciudad que va del parque de la Cornisa hasta el Manzanares. Hoy nos bajamos en Ópera para caminar desde el centro a esa periferia relativa formada por Paseo Imperial-Virgen del Puerto a un lado del río y los alrededores de Puerta del Ángel al otro. Y lo primero que cabe decir conforme se desciende desde las palaciegas y santas alturas (arriba quedan el Palacio Real y la Almudena) es que parece que el espíritu se repliega. Se entra en una disposición óptima para pensar, por ejemplo, en lo que está arriba y abajo, y en cómo el poder ha copiado a la geografía. EL ARTÍCULO SIGUE AQUÍ