Nace como un globo deshinchado que poco a poco se va ampliando cobrando envergadura con cada falta, emergiendo su volumen esférico con cada despropósito, y sigues soplándole al oído los males, y sigue elástico creciendo con cada bocanada de malestar, hasta que un día explota ruidoso y ensordecedor, a destiempo, y es entonces cuando sientes el vacío de la ira acumulada y expulsada sin ton ni son y te dices que mejor habría sido dejarlo ir y ver como se deshinchaba despacio, cogiendo altura para caer lejos de ti y te quedas exhausta y frágil viendo los pedacitos desmembrados en el suelo.