Primer libro de cuentos del joven autor catalán Jordi Nopca, del que no tenía ni la más remota idea de quién era. Sin embargo, en el mundo catalanoparlante este joven escritor y periodista tiene una novela, El talent (con muy buenas críticas), y Puja a casa, este mismo libro de relatos que el propio Nopca ha vertido al castellano y que se hizo con el premio Documenta 2014.
Dos son los pilares básicos en los que se apoyan estos cuentos: la pareja, normalmente sentimental, aunque también hay una pareja de colaboradores (autor y traductor, en la divertida La pantera de Oklahoma) y la crisis económica en la que nos vemos sumergidos. Muchos de los protagonistas de estas páginas han perdido su puesto de trabajo o malviven a base de empleos precarios. Además, la familia aparece de manera intermitente con abuelos enfermos y Barcelona a comienzos del siglo XXI es el marco cronotópico.
Diez relatos donde Nopca se va dejando llevar por la situación, va siguiendo a sus personajes o esa es la sensación que me ha dado. Y lo digo como algo positivo. Lejos de abigarrarse en las estrictas normas que parece que hay que tener en cuenta a la hora de escribir un cuento, el autor catalán va creando meandros y pocas veces los primeros párrafos tienen que ver con lo que luego es el verdadero meollo del cuento. Así, por ejemplo, ocurre con Las vecinas, donde una pareja de chinos ha conseguido montar un bar tras muchos años de esfuerzo. Sin embargo, la verdadera protagonista aparece más tarde. Por allí, por el bar, pasa doña Rosa arrastrando su borrachera y su secreto a voces. O la descripción precisa y llena de ironía de los distintos barrios de Barcelona con el que se inicia el cuento Ángels Quintana y Felix Palme tienen problemas, y que me parece que retrata de manera magistral la realidad que describe. Estos dos cuentos son probablemente los más sociales del conjunto, también los más duros. Y, sin embargo, Nopca introduce un chascarrillo, una ocurrencia, una broma que permite descargar la tensión. Así, un plátano metido en un tubo de escape por puro aburrimiento acaba siendo un acto de rebelión contra el sistema. O la declaración que se va a producir en breve en los baños de un centro cultural en Cine de autor. El cuento más desopilante es Navaja suiza, donde una pareja se empapa de la literatura del país al que va a viajar en los próximos meses. Dos cuentos, los dos primeros, No te vayas y Anillo de compromiso, son los más melancólicos, donde apenas cabe la ironía.
Relatos todos ellos buenos; algunos muy buenos. No son nada redondos, ni falta que les hace.