Luis Felipe Comendador
(España, 1957)
Apilad los cadáveres
“… nacen y mueren hombres cada día,
y hay aún quien dice “no es verdad”…”
LFC
y hay aún quien dice “no es verdad”…”
LFC
La memoria murmura los nombres olvidados de las cosas,
los paisajes que fueron arrasados por las constructoras
y aquellos espacios que alguna vez parecieron vacíos…
los paisajes que fueron arrasados por las constructoras
y aquellos espacios que alguna vez parecieron vacíos…
pero hay gente que existe
y baila
y llora
y sueña
mientras escribe solicitudes
para ocupar los espacios que parecen vacíos…
y baila
y llora
y sueña
mientras escribe solicitudes
para ocupar los espacios que parecen vacíos…
El lugar de la huella no es de nadie,
pues el tiempo macera su venganza tranquila
y deja que la vida consiga ser rumor
y no otra cosa…
pues el tiempo macera su venganza tranquila
y deja que la vida consiga ser rumor
y no otra cosa…
luego,
la muerte avanza,
siempre avanza,
y lo hace con sus pancartas viejas
como manifestándose,
con sus gritos ajados para arengar al hombre…
la muerte avanza,
siempre avanza,
y lo hace con sus pancartas viejas
como manifestándose,
con sus gritos ajados para arengar al hombre…
“tú eres la más elevada criatura,
el perfecto, el sublime, el que ocupa los tronos,
el fuerte, el que razona, el que conmueve,
el capaz de cualquier heroísmo,
el que contiene el genio y lo administra,
el que encuentra la gloria,
el que domina todo cuanto mira,
el que administra el espacio y lo somete…
pero el tiempo no es tuyo…”
el perfecto, el sublime, el que ocupa los tronos,
el fuerte, el que razona, el que conmueve,
el capaz de cualquier heroísmo,
el que contiene el genio y lo administra,
el que encuentra la gloria,
el que domina todo cuanto mira,
el que administra el espacio y lo somete…
pero el tiempo no es tuyo…”
La muerte avanza,
y ríe,
pues sabe que la tetera permanecerá junto a las tazas,
que en Londres lloverá
y hasta la mancha que cayó en el cemento podrán sobrevivirte
sin tanto alboroto como tú levantaste…
y ríe,
pues sabe que la tetera permanecerá junto a las tazas,
que en Londres lloverá
y hasta la mancha que cayó en el cemento podrán sobrevivirte
sin tanto alboroto como tú levantaste…
Apilad los cadáveres,
porque yo soy la hierba y necesito abono.
porque yo soy la hierba y necesito abono.
De su libro
Los 400 golpes
El Zurgén (Salamanca), 2013
El Zurgén (Salamanca), 2013
Grandes Obras de
El Toro de Barro
Carlos Morales del Coso, "Un rostro en el jardín" Col. Cuadernos del Mediterráneo. Ed. El Toro de Barro, Tarancón de Cuenca 2000. edicioneseltorodebarro@yahoo.es |