Rompe la ola contra las rocas y se produce el naufragio y los marineros bracean inagotables para alcanzar la orilla, pero el agua esta helada y congela los miembros, nadan con la única idea de alcanzar la arena.
Renacen después del espanto cuando pisan tierra firme pero arrastran el peso de todo el mar a sus espaldas, el peso del frio que aun entumece sus miembros, bracean contra el aire sintiendo aun el recuerdo de las olas El barco se ha hundido y aun quedan astillas flotando y el petróleo mancha la orilla y flota en los sueños el olor acre de las algas podridas. Y ya nunca olvidaran el hundimiento que les seguirá como una nube espesa en sus siguientes viajes, nublando las ansias de mecerse de nuevo, de alcanzar el banco de pesca. Notaran el frio de su vapor cuando hagan planes y les sobrevuele helado el recuerdo tiñendo sus gestos, su postura, sus maneras. Habrán interiorizado la profundidad del mar, la fiereza de los vientos, la dureza de las rocas, siempre llevaran el rugido del mar en el estomago.