ÚLTIMA TARDE DE DICIEMBRE EN GORMAZ
Rezas la oración que aprendiste un verano,
el último de tu adolescencia áspera y estéril.
Murmuras:
Atrás ha quedado el tiempo
De los enjambres de amargura y cólera
Que subyugaron mi alma.
Ellos están ahí, jugando entre los muros
del amplio castillo.
Sus voces, joviales y cálidas
se pierden en un paisaje de álamos, trigales
y almenas derruidas.
Más tarde te reunirás con ellos.
Compartiréis el pan y la cerveza.
Cantarás y beberás
por los sueños que nacen,
por los que mueren.
Ahora echas a andar camino abajo,
buscando el cariño silencioso
de las paredes recias.
El río que corre a tus pies,
espejo sereno, delicada metáfora,
tiñe de malva las nubes.
En algún lugar la orquesta ha dejado de tocar.
En algún lugar la sangre del hombre
está empapando la tierra.
Sin embargo, hoy, última tarde de diciembre,
y aquí, en este lugar sacrificado por la historia
y por la historia olvidado, la muerte
no es más que una palabra hueca,
una flor marchita, una nota equivocada,
un gemido apenas inaudible
en la febril ceremonia de la vida.
(Poema perteneciente al libro “A golpe de palabras”, Ed. CajaSur/ Anfora Nova/ Ayuntamiento de Rute, 2002. Foto del autor)