Andrea Jeftanovic: No aceptes caramelos de extraños.
Editorial Comba. Colección Narrativa.
«¿De qué se ríen los vecinos?,
¿acaso no sienten el viento golpear el patio como un perro encadenado?».
No aceptes caramelos de extraños reúne once relatos invadidos por la misma fuerza y libertad narrativas que Jeftanovic desplegara ya en Escenario de guerra. Sin arresto, sin talento y sin un perfecto dominio del oficio, escribir resulta un fracaso. Jeftanovic lo posee todo.
No. No. No pisemos lo convencional. Desplacémonos a otra tarima. «Yo no le he hecho mal a nadie para soportar el relato de vidas minúsculas». Profanemos el paraje del instinto y lo cercano porque aquí —sí, aquí, aquí— sobran pesadillas. Crucen la puerta el error, la muerte, el sexo, el crimen y el incesto. Ah, pertenecemos a la llamada especie humana. Se nos cobra caro «el alquiler del mundo que habitamos».
Personajes vivos, textos que punzan duro. Citas ajenas al inicio y, en la clausura, contracciones propias. Una pulcritud que prolonga el placer y el desasosiego. No queda hueco libre de ponzoña, recodo sin hocicar, calleja a oscuras.
«Las verdades caen al suelo como pájaros enloquecidos». Me arranco la ropa. Volvemos al cuerpo, a las células torcidas, al desajuste que somos. El instinto y la razón juegan, jugarán tranquilos —por los siglos de los siglos— al gato y al ratón.
Acérquense a esta autora. Grita y seduce despegada de la claridad de ritos y expectativas. Su voz entra en caída libre en la garganta, abre con machete nuestro interior sanguinolento, nos permite respirar humores propios. Mientras tanto, la belleza resbala por nosotros con el sobresalto de una sacudida cósmica.
«Después de un desastre marino, un círculo concéntrico. Vengo saliendo de los escombros».