Venga que voy con las tres películas que me he tragado este finde. De peor a mejor:
Exodus: Dioses y Reyes (Ridley Scott). La idea de ver a John Turturro interpretando a un faraón y a Christian Bale personificando a Moisés se me antojaba irresistible. El resultado es un engendro cinematográfico estrafalario, grotesco y muerto. De verdad que les aconsejo que se mantengan lo más alejados posible de esta cosa.
Y, tras esta dolorosa experiencia, vamos ahora a hablar de Cine.
Invencible (Unbroken, Angelina Jolie). Tengo que reconocer aquí y ahora que la última película de Angelina Jolie me parece formalmente impecable, es más, las escenas de los combates aéreos son magistrales. La fotografía de Roger Deakins (habitual de los Coen, coguionistas de Unbroken) es, como siempre, sobresaliente. No me emocionó la parte de la moraleja jipi con la que entiendo que nos quieren aleccionar o inspirar pero la realidad es que el camino del perdón es el que escogió el protagonista de una increíble pero cierta biografía: la de Louis Zamperini. El problema de Unbroken es que funciona mucho mejor como recreación histórica que como drama debido, yo creo, a que sufre de un mal congénito: la realidad supera a la ficción por eso hay que tener mucho cuidado con cómo se ficciona para que la propia realidad no se vea reflejada a sí misma en una pantalla como caricatura, propaganda u otras peligrosas deformaciones. El protagonista, Jack O´Connell, lo hace muy bien (si quieren ver a este actor en una gran película de este año, no se pierdan ´71). En fin, Unbroken es una buena película, muy old fashioned style en el mejor de los sentidos (lo que para algunos supondrá un desacierto), que se ha quedado muy cerca de ser una gran película. De todas formas, tengan por probable el que se la revisen cada vez que la repitan por las televisiones.
Interstellar (Christopher Nolan). No me gusta el cine de Nolan. Y eso que le reconozco sus buenas intenciones al intentar conciliar en sus guiones el entretenimiento con la trascendencia. Hoy vengo a decirles que Interstellar me parece su mejor película porque es en la que, a mi juicio, sale más exitoso de su sempiterno intento de querer entretenernos y darnos qué pensar. Donde Origen daba dolor de cabeza, Interstellar despierta ganas de leer el Muy Interesante. Y, en este caso, compro la moraleja de Interstellar, que suena a naíf pero que es, indudablemente, hermosa: el motor de la Humanidad y del Progreso puede que sea menos hobbesiano de lo que muchos tristes proclaman y resulte ser el Amor. Interstellar es una gran película de sci-fi más materialista que su hermana mayor, a cuya sombra se cobija desde la originalidad y el respeto (creo yo), y ése es su gran acierto: consigue interpretar la inmensidad del Universo a escala humana, que es la única escala válida para medir todo lo que nos rodea.