17:56 -Vuelve conmigo, por favor.
17:56 -Todo ha sido culpa mía.
17:57 -Perdóname.
18:02 -Te quiero.
18:15 -Por favor, contesta.
18:16 -Te necesito.
18:29 -Si no me respondes voy a suicidarme.
18:29 -Te lo digo en serio.
18:30 -Sabes que soy capaz…
18:47 -Ya no puedo soportarlo más.
18:47 -Sin ti no quiero vivir.
18:55 -Siempre te querré.
18:55 –Adiós.
Esta es la secuencia de whatsapps que envió D. A, de 18 años, a su ya ex novia M. L., de 16 (hemos corregido las faltas de ortografía y puntuación sin alterar el significado). La chica no leyó los mensajes hasta las 19:09, cuando él ya se había arrojado desde el balcón del noveno piso en que vivía, causándose la muerte instantánea. Su respuesta llegó demasiado tarde, aunque probablemente no habría aliviado el sufrimiento del suicida.
19:10 -Déjame en paz.
Al poco tiempo, sin embargo, agregó:
19:27 -A veces pienso que debería perdonarte pero no sé.
19:28- Dame una razón.
19:28 -Y no me vale la de siempre.
D.A. ya no podrá darle una razón a M.L. La investigación de la policía ha revelado que el joven estuvo aferrándose al móvil hasta el último momento en espera de una contestación. Antes de suicidarse estrelló el teléfono contra el suelo (milagrosamente, el smartphone no murió junto a su dueño).
Ni la madre de D.A. ni la ex novia han querido hacer declaraciones públicas, pero aun así reproducimos parte de su diálogo en casa de la progenitora, poco después de conocerse la tragedia (para leer la conversación completa, solo tenéis que suscribiros a la versión de pago por 0,99 € al día).
-Hija de puta, te voy a matar. Ya se lo dije a mi niño, que eras una mala puta.
-Se ha suicidado por tu culpa. A mí me quería y ti te odiaba. Por algo será, gilipollas.
Ambas lloraban con desesperación mientras se tiraban del pelo e intentaban morderse en las partes más dolorosas a su alcance. Por desgracia, la policía nos echó de la casa junto con las protagonistas de la riña. Tenía que ejecutar un desahucio contra la madre ese mismo día. Una vez reunidas las pruebas y habiéndose aclarado que se trataba de un suicidio, aprovecharon que estaban allí para expulsarlas sin mayores miramientos. Ya en la calle interrumpieron su pelea. En un inesperado arranque de cólera, se lanzaron contra el cámara que me acompañaba y un servidor, que tan solo procurábamos cumplir con nuestro trabajo y velar por el derecho a la información consagrado en la Constitución en alguno de sus invulnerables artículos. Destrozaron el costoso equipo de mi compañero e, incluso, le rompieron un diente. A mí, por fortuna, solo me hicieron sangrar la nariz.
La furia y el nerviosismo de las afectadas llegaron a tales extremos que, mientras intentábamos reponernos de sus agresiones, se arrojaron también contra los policías que habían ejecutado el desahucio. Los agentes se vieron obligados a llevarlas a comisaría e, imagino, aprovecharán para interrogarlas acerca del pobre chaval que se ha partido la crisma (probablemente porque entre las dos lo volvieron loco).
Prometemos ampliar la información sobre el suceso con un reportaje fotográfico y entrevistasexclusivas en comisaría. Pero tened en cuenta, amigos, que esto es periodismode alto riesgo, que acabamos de quedarnos sin cámara y no sé si habrá presupuesto para otra… así que solo podrá leer la investigación completa quien pague. Para suscribirse, seguid las indicaciones que aparecen en el siguiente enlace ...