Nat Tate 1928-1960: El enigma de un artista americano, de William Boyd


Antes de nada, una advertencia: este breve libro, sutil y encantador y repleto de fotografías, es un fake, una invención, una falsa biografía, un artefacto ficticio. Lo cual no le resta méritos, sino todo lo contrario (unos cuantos famosos se tragaron la ficción cuando el propio William Boyd les leyó el texto). Pero lo advierto para quienes busquen una biografía real y se molesten cuando sepan que el personaje está inventado. Boyd hace convivir a Tate con poetas, pintores y otros artistas. Es un divertimento, una broma, y funciona. Ahí van dos fragmentos: 

Nathwell (Nat) Tate nació el 7 de marzo de 1928, probablemente en Union Beach, Nueva Jersey. Su madre, Mary (Tager de soltera), le contó que su padre era un pescador de Nantucket que murió ahogado antes de que Nat naciera. Las reiteradas contradicciones y variantes de la historia (Nathwell padre fue, según el día, submarinista, buzo, ingeniero naval o marino mercante caído "en una guerra") persuadieron más tarde a su hijo de que era ilegítimo. Todas las versiones, sin embargo,
conducían al mar y, con ominoso simbolismo, la muerte siempre era la misma: por ahogamiento. El único pariente que Mary Tate parecía tener era una tía en Union Beach a quien Nat recordaba haber visitado unas pocas veces. En sus horas más negras fantaseaba con que su madre había sido una puta de los muelles y que él era el resultado de un rápido y carnal ayuntamiento de medianoche con un marinero. De ahí, sostenía, la coherencia de las identidades que ella otorgaba a su padre. Si ese hombre vivía aún, o quién era en realidad, es algo que Nat nunca llegaría a saber con certeza. Decidió que la imaginación de su madre "ahogaba" a aquel individuo como castigo y como estigma de su propia vergüenza. Es plausible, aunque quizá también aventurado, detectar aquí una posible fuente psicológica para los dibujos de El puente: ver los puentes (sencillos, nítidos, sólidos) como una manera de atravesar sin peligro las aguas oscuras y turbulentas que fluyen debajo, de caminar impoluto e intacto sobre los nauseabundos despojos arrastrados por la corriente del río.


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Pero algo empezó a ir muy mal, ya fuera por el trabajo o porque el abuso de la bebida comenzaba a hacer estragos (Tate nunca tomó demasiadas drogas) o tal vez llegó la largamente anticipada crisis nerviosa. A principios de enero, mientras Peter Barkasian e Irina estaban en Florida, sacó toda su obra del estudio, la casa y la habitación blindada y, con la entusiasta ayuda del guarda y de su hijo de doce años, la quemó entera durante la fría tarde del 8 de enero.


[Malpaso Editorial. Traducción de Andreu Jaume]

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