En medio de ninguna parte es una historia trágica y bellísima, con una densidad y una riqueza musical operística, que sólo cuenta con la fina armonía de una extraordinaria traducción. Tragedia emotiva, sublime placer de lector. Aunque toda comparación es odiosa, reconozco que Coetzee me gusta muchísimo menos que su compatriota, también blanca, Nadine Gordimer, lo que no evita que esta novela me parezca grandiosa, perfectamente trasplantable su drama a cualquier ciudad europea, aquí y ahora.