En naútica, la línea plimsoll es una línea imaginaria que determina el peso máximo de carga que puede soportar una embarcación sin hundirse. Esa línea imaginaria es la que está a punto de rebasar, si es que no lo ha hecho ya, el protagonista de esta novela, Gabriel Ariz. Ha perdido a su hija Laura en un accidente de tráfico, se está separando de su mujer y le acaban de diagnosticar una insuficiencia renal por lo que se tiene que presentar tres veces por semana en el hospital y aguantar maratonianas sesiones de hemodiálisis. Este es el argumento del primer libro de la llamada Trilogía de la enfermedad que se completa con Diario del hombre pálido y Piel roja, y que le valió el Premio Tiflos de Novela allá por el año 2008. Llevaba el libro años dando vueltas por casa y a raíz de la noticia de que el próximo mes de abril publicará con Demipage su última novela La pecera (por cierto que en La línea Plimsoll ya se habla un par de veces de esta pecera) ha sido que me he decidido, por fin, a leer la obra.
Si en los otros dos libros de la trilogía la voz del narrador estaba en primera y a modo de diario, en este primer título la voz escogida es la tercera, si bien es cierto que es igual de intimista que las dos posteriores. Asistimos a la narración de una depresión, con su protagonista aislado en una casa en mitad de un bosque tupido que le protege. Si hay algo que caracteriza a la narración es el silencio. Apenas hay "ruido" en la novela, todo se desmorona alrededor de Gabriel, que apenas puede boquear como un pez dando vueltas en la pecera (creo que por ahí va la nueva publicación). Novela existencial, cruda, desgarradora y, a la vez, inmensamente bella, sensitiva.
Poco más que decir, siempre que un libro me impacta sobremanera no puedo más que indicar que se vaya a la fuente, a la lectura.
Si en los otros dos libros de la trilogía la voz del narrador estaba en primera y a modo de diario, en este primer título la voz escogida es la tercera, si bien es cierto que es igual de intimista que las dos posteriores. Asistimos a la narración de una depresión, con su protagonista aislado en una casa en mitad de un bosque tupido que le protege. Si hay algo que caracteriza a la narración es el silencio. Apenas hay "ruido" en la novela, todo se desmorona alrededor de Gabriel, que apenas puede boquear como un pez dando vueltas en la pecera (creo que por ahí va la nueva publicación). Novela existencial, cruda, desgarradora y, a la vez, inmensamente bella, sensitiva.
Poco más que decir, siempre que un libro me impacta sobremanera no puedo más que indicar que se vaya a la fuente, a la lectura.