"Le apeteció de pronto desnudarse y nadar. Miró hacia atrás y hacia los lados, intentando descubrir si alguien podía verla. ¿Quién podría estar por allí salvo sus amigos? Tal vez fuera la expectativa de saberse observada lo que hizo que no se lo pensara más. Podría imaginarlos detrás de un árbol, asomando la cabeza con disimulo, fijando sus miradas en su espalda, en su culo. Pensó en su culo. “¿Todavía es un buen culo?”. Cuando de su físico se trataba, su autoestima no tenía afirmaciones, tan sólo preguntas..."