como todos y como nadie
eres minúscula vista así en el bulevar desde mi posición estrátegica
en Madrid o en el tiempo, ya sea tras la parada del autobús o tras estos años,
y aún esperas los autos pasar como cualquier anodino transeúnte, ensimismada,
las dos orejitas cubiertas por auriculares y estridencias, y también cruzas en verde,
y también aguardas desenfrenada frente a los minutos en rojo,
como todos.
mas tomada en una habitación azarosa de la casa, sin el atrezzo de la maqueta mundial,
prendada de alguna nota de fa y de sol o agarradita del brazo de Federico Dostoyefsqui,
atisbando sobre la manta alguna pacífica hora del reloj
que poder disfrazar de tiempo bélico armada de Lucky marrón o Coca-Cola,
mi lindo asperger, abogada de oficio de las flores y de las alondras,
contagio de stendhales, dadivosa y némesis heróica de samaritanos cristos prorromanos,
estás bonita e imposible, linda, más aún, eres buena y Lola
como nadie.