El famoso soliloquio sigue y se pregunta: "¿Qué es más digno para el espíritu?". Yo se lo respondo, no se preocupen. Pero antes, una breve introducción:
Existen cientos de millones de alucinados en nuestro planeta que creen en un Dios Creador de un Universo de un tamaño de unos 46.500.000.000 de años luz. Dios Creador y Caprichoso, porque en un lugar remoto y solitario de tan gigantesco espacio creó al Hombre ubicándolo en un diminuto planeta hace unos 150.000 años. Desde entonces, más de 100.000.000.000 de personas han vivido y han muerto sobre su superficie y Dios los ha creado, amado, odiado y juzgado a todos ellos. Son los creyentes no practicantes. No creen en nada. Solamente le tienen miedo a la Muerte, ("la ignorada región de cuyos confines casi ningún viajero retorna") y a la inmensidad del muerto y vacío Cosmos.
Existen cientos de millones de lunáticos en nuestro planeta que creen que ese mismo Dios tan tremebundo sufrió muchísimo aquella tarde lluviosa de hace 25 años cuando un adolescente zaragozano decidió meneársela en el salón de su casa videando Barbarella aprovechando que sus padres se fueron a visitar a unos parientes.
Son los creyentes practicantes. Creen en lo que les digan los dirigentes de sus Iglesias.
Existen demasiados millones de lunáticos que creen que lo que Dios desea es un castigo para ese adolescente zaragozano que consista en algo tan tremebundo como el mismísimo Dios. Cortarle la mano, por ejemplo.
Son los fundamentalistas, los más peligrosos pero, irónicamente, los que mantienen una postura más lógica. Es decir, creen a pies juntillas lo que les dicen sus libros sagrados. Esto es, en valores morales de hace miles de años (bastante autoritarios, amenazantes y violentos, por cierto. "Si una joven se casa sin ser virgen, morirá apedreada". Deuteronomio 22:20, 21).
Y, afortunadamente, existen también millones de seres humanos a los que Dios se la refanfinfla. Algunos nos llaman humanistas. Podemos ser condenados a muerte en más de 13 países (todos ellos musulmanes) y somos discriminados en casi todos los países occidentales donde se nos puede encarcelar por una cosa que se llama blasfemia ("Saca al blasfemo del campamento y que muera apedreado". Levítico 24:13-16).
Los ateos creemos en usar bañador en la playa en verano, o sea, en cosas pragmáticas.
Charlie Hebdo es una revista grosera y satírica que lleva décadas atacando los sentimientos religiosos de millones de personas y ya sufrió atentados antes. (www.religionenlibertad.com. 11/01/15).
Jean-Marie Le Pen ha dicho "Yo no soy Charlie". Y ha acusado a Charlie de no ser Charlie porque Charlie había exigido, con buen criterio, la disolución del Frente Nacional. Pero es que el Frente Nacional son unos señores que incitan al odio. Por eso no son Charlie.
Willy Toledo, tras contemplar el vídeo en el que un musulmán asesinaba a otro musulmán, dijo que "el auténtico terrorismo internacional era el del Pentágono, la OTAN e Israel" (dijo cosas peores que no voy a reproducir por vergüenza ajena). Willy Toledo incita al odio. Por eso no es Charlie.
José María Setién, obispo emérito de la diócesis de San Sebastián, negó a la viuda del senador Enrique Casas, asesinado por ETA en su casa delante de su hijo de 5 años, la cesión de la catedral del Buen Pastor para celebrar su funeral. Setién incitó al odio. Por eso no es Charlie.
Adolf Hitler...
¿Sigo?.
La Biblia y el Corán contienen demasiados pasajes que incitan al odio. Por eso no son Charlie. Por eso la Biblia, el Corán (y tantos otros textos "sagrados") no merecen nuestro respeto. Y solamente merecerán nuestra tolerancia en tanto en cuanto sus seguidores demuestren, sin atisbo de duda, la misma tolerancia hacia sus no seguidores. La lucha seguirá hasta que todos los Estados del planeta queden 100% Ilustrados, es decir, 100% secularizados (Artículo 16 de la Constitución española: Los poderes públicos tendrán en cuenta las creencias religiosas de la sociedad española...).
Descansen en Paz todos los mártires de la Libertad de Expresión y,
como pedía Hamlet a la hermosa Ofelia,
"espero que mis defectos no sean olvidados en tus oraciones".