pero está también lo bueno, no sólo, por supuesto, lo malo... y lo bueno es seguir confiando en el mundo y creyendo, y seguir, de la forma que sea, amando (no se puede vivir sin amar, el Cónsul dixit)... lo bueno es la piel, el cariño y los sortilegios... lo bueno es olvidar, perdonar y ser perdonado, no, no está sólo lo malo... lo malo existe y está ahí, pero lo bueno también, al menos en mí, como en La leyenda del santo bebedor algo o alguien vela siempre por mí... cuando lo malo duele y todo parece consumido y muerto, lo bueno arrebata, detalles, gestos, miradas, y vuelve en los peores momentos por arte de magia a aparecer... está lo bueno y está lo malo, y en función de la fe, oscila la balanza... es algo que tengo ya comprobado: lo malo atrae a lo malo y lo bueno a lo bueno y al revés... están los golpes y las caricias, el ying y el yang y el fin o el principio: tú decides el camino... lleno de curvas y recodos oscuros, pero también de luz y sorpresas... siempre el punto de encaje (como nos enseñó Castaneda) y el corazón a través del cual se mire...
Vicente Muñoz Álvarez