soñé que abrían mi vientre.
la parte de abajo -en el costado derecho.
a través de la incisión de no más de cinco centímetros
un hombre metía sus dedos y acomodaba mis órganos.
yo no estaba asustada,
tampoco me dolía, sólo
observaba
unos dedos
hurgando mis entrañas y sentía
la otra mano
acariciando mi cabeza.
estate tranquila, me decía él mientras
cerraba la herida con hilo bordó.
cuando terminó
yo estaba llorando.
él tomó mis manos para que pueda levantarme.
en ese momento pude darme cuenta que era un sueño y me dije
que era lógico tenerlo.
pasé las últimas semanas rodeada de cirujanos y hospitales.
de heridas.
cuando me desperté, seguía siendo de madrugada.
con los ojos abiertos pude visualizar quién era aquel que había tocado mi carne
mientras dormía.
recordé que el día anterior había hablado con alguien sobre si
los que estamos rotos
siempre buscamos rotos
para repararnos.
en mi sueño alguien me había abierto.
por ese mínimo espacio se enchastró con
todo lo innombrable que tengo, y
de algún modo
me reparó.
él nunca
va a saberlo.