La decepción es algo asombroso, no es un misterio. La decepción se siente en el estómago como ácido con unas gotas de nerviosismo y viaja por los brazos y hace temblar las manos y hace pausar y contemplar la vacuidad del entorno. La decepción es real y absoluta, manifiesta en el universo de la esperanza. Es buscarte para no querer encontrarte y cruzar nuestros caminos; o a ti, buscarte y querer encontrarte para que no abras la puerta; o tú, otro, para que te hayas ido con la tarde.
No hay polvo que cubra en el rostro la decepción, ni fragancia que cubra el tiempo de espera.
Lucy Originales