Werfel, camino de Viena, pasa unos días en Praga, su ciudad natal. Corre el año diecisiete. Queda una tarde con K, que ocupa temporalmente esta vivienda. No se ven desde 1912. Por desgracia K le notifica en un wasap que no saldrá del AUVA hasta las 18.00 horas. Son las cinco y media. Ante la tragedia de no tener consigo libro alguno, Werfel, aburrido, se toma un selfi.