Verónica Pedemonte
(Uruguay, 1967)
El parque de los aliados
El Parque de los Aliados se llama de otro modo.
Los aliados se fueron después de masacrar la hoja.
Hoy, ya nadie se atreve a pronunciar su nombre.
Ese parque servía para tomar el sol,
las hijas de Petersen, de la embajada sueca
dejaban sus melenas platino sobre la hierba.
Tu corazón como un soldado se alistaba
en la banda de los corazones solitarios.
Cruzabas la hierba azul, un pura sangre,
que el tiempo congelaba en la memoria.
Más allá el hospital dictaba cartas
sobre la vida y la muerte desde afilados escalpelos.
Llegabas a la hora de la cena y yo reconstruía para ti
el puzle misterioso de un hogar.
Ese parque servía, como todos los parques,
como todos los parques sin alianzas,
para decir regreso, después de atravesarlo.
Los aliados se fueron después de masacrar la hoja.
Hoy, ya nadie se atreve a pronunciar su nombre.
Ese parque servía para tomar el sol,
las hijas de Petersen, de la embajada sueca
dejaban sus melenas platino sobre la hierba.
Tu corazón como un soldado se alistaba
en la banda de los corazones solitarios.
Cruzabas la hierba azul, un pura sangre,
que el tiempo congelaba en la memoria.
Más allá el hospital dictaba cartas
sobre la vida y la muerte desde afilados escalpelos.
Llegabas a la hora de la cena y yo reconstruía para ti
el puzle misterioso de un hogar.
Ese parque servía, como todos los parques,
como todos los parques sin alianzas,
para decir regreso, después de atravesarlo.
De su libro
Cuando Europa era el mundo
España, 2006
Otros poemas de
Verónica Pedemonte
«Amanda»
«Muerde»
«Pumas»
«Namasté»
Grandes Obras de
El Toro de Barro
Amela Einat, "La cicatriz del humo” (Novela) Col. «Biblioteca Internacional del Holocausto» Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales Ed. Tarancón de Cuenca, 2005. PVP 10 Euros |