Traemos hoy a nuestro blog una maravillosa película soviética, un clasicazo imprescindible,
Cuando pasan las Cigüeñas,
dirigida en 1957 por Mijaíl Kalatozov.
Una obra asombrosa y una de mis películas favoritísimas.
Una obra asombrosa y una de mis películas favoritísimas.
Kruschev, con su famoso informe secreto denunciando los crímenes de Stalin en el XX Congreso del Partico Comunista Soviético de 1956, había aliviado la presión del yugo propagandístico estatal. Y Cuando pasan las Cigüeñas es, posiblemente, la primera gran película soviética sobre la WWII que no se dedicó solamente a glorificar al glorioso Ejército Rojo de Stalin, abriendo el camino para posteriores notables trabajos como la sensacional La infancia de Iván (1962), ópera prima del filósofo-cineasta Tarkovski o la magistral Balada de un Soldado (Gregori Chukhrai, 1959).
Tres películas que conforman una Trilogía WWII soviética INDISPENSABLE
Cuando pasan las cigüeñas es, en realidad, la historia de amor de dos jóvenes soviéticos, Boris y Veronika, ante cuyos ojos veremos desfilar el sufrimiento de la población civil durante los trágicos años de la terrible contienda europea. La historia se centra en el personaje femenino de Veronika, una mujer desamparada en un país en guerra, o sea, una de las situaciones más trágicas y desoladoras ante las que un ser humano puede encontrarse.
Boris y Veronika son dos jóvenes enamorados cuyos proyectos de vida en común son truncados por las tropas invasoras nazis. Él es un joven trabajador de una fábrica soviética que impetuosa y fervorosamente se alista voluntario en el Ejército Rojo y parte dispuesto a defender a la Madre Rusia de los boches asesinos.
Tras la dolorosa separación de su amado, Veronika pierde a sus padres durante un bombardeo. Afortunadamente es acogida en el hogar de la familia de Boris cuyo hermano Mark se ha librado de ir al frente por sus supuestas y valiosas habilidades artísticas como concertista de piano. Mark está enamorado de Veronika y aprovechará la ausencia de noticias de Boris desde el frente para acercarse, un poquito más, a ella...
No quiero contar nada más de la trama y advierto que aunque este mini planteamiento pueda parecer folletinesco, el tono de la película no lo es en absoluto.
El lirismo de la obra de Kalazotov dota al inherente y casi inevitable discurso patriótico de una historia de este estilo (donde Patria = Pueblo pero No a Estado) de un toque humanístico que confiere a esta película el aire de gran cine inmortal e intemporal.
Parece que el mérito de la belleza de las imágenes de Cuando pasan las Cigüeñas corresponde casi a partes iguales a su director y al trabajo del director de fotografía Sergei Urusevski.
Parece que el mérito de la belleza de las imágenes de Cuando pasan las Cigüeñas corresponde casi a partes iguales a su director y al trabajo del director de fotografía Sergei Urusevski.
Unas imágenes que, renegando del azucarado y alienante estilo del realismo lúdico - stalinista de décadas anteriores, nos devuelve el aroma de las películas rusas mudas de los años 20, una de las épocas más interesantes de la cinematografía mundial.
Una historia de inocencias y esperanzas rotas por la guerra que estilísticamente es un ejemplo de todo lo que se puede hacer con una cámara de cine (o, al menos, lo que se podía hacer con un cámara de 1957).
Otra lección de cine de de imprescindible visionado.
No se la pierdan.
Les dejo con una de sus escenas más conocidas y celebradas. Una de ésas de filmoteca como dios manda o, como dice, el bendito usuario que la ha subido a youtube, un "travelling espectacular":