Seguimos celebrando durante este año el 150 aniversario del nacimiento de uno de los más grandes genios de la música occidental del pasado siglo: Richard Strauss (1864 - 1949), creador de varias cimas de la música clásica y uno de mis compositores favoritos.
Strauss no era nazi ni antisemita aunque colaboraba con el gobierno alemán (muchas veces, a su pesar). Su acreditado prestigio en vida le permitió escribir insolencias del calibre de las frases que encabezan este post dirigidas al, ni más ni menos, grandísimo hijodeputa de Joseph Goebbels quien se las tragaba sabedor de que el autor de tales palabras, que hubieran conducido a cualquier otro a un destino siniestro, era también el autor de Salomé (1905) y El Caballero de la Rosa (1911) -dos óperas magistrales- y el más grande compositor alemán vivo.
Todavía se la jugó más cuando la Gestapo interceptó una carta suya dirigida a su amigo el gran escritor judío Stefan Zweig en la que decía que "su trabajo como presidente del Consejo de Música del Reich era solamente una actuación". Después de esto, tuvo que renunciar a su cargo, varios de sus estrenos previstos fueron cancelados y, para evitar males mayores, decidió enviar una carta personal a Hitler para la que nunca recibió respuesta.
El flirteo de Strauss con el régimen nazi parece tener su origen en el hecho de que su nuera y, por tanto, sus nietos eran judíos según las racistas leyes alemanas. Strauss pensaba que su prestigio artístico era el mejor escudo protector que podía ofrecer a su familia. De hecho, se cuenta que se plantó a las puertas del campo de concentración de Theresienstadt y le dijo a los soldados de la puerta: "Yo soy Richard Strauss". Su inocencia le hizo creer que esas cuatro palabras bastarían para liberar a la madre de su nuera.
No fue así.
Sepan ustedes que Richard Strauss aprobó el examen final de las autoridades americanas que, tras la guerra, lo absolvieron de cualquier acusación de filonazi.
Es por ello que los Gusanos, todavía hoy, bailamos sus valses.
Bueno, también porque son MARAVILLOSOS.
Volumen al máximo (8 minutos).