LO QUE QUEDA


De ti solo queda
tu reflejo en el cristal de la ducha.
De mí solo queda
el deseo no correspondido.
De lo nuestro solo queda
un álbum de fotos sin fotos con el precio puesto.

Me dices que me quieres.
Lejos.
Te pido que te quedes.
Cerca.
Cuando veo tu letra firme sobre el papel
comprendo el por qué del tamaño de tus maletas.

Tu bofetada va con tinta azul:
“Necesito otra cosa”, me dices.
Y yo, como un mal actor de cine mudo
te llamo a voces desde la ventana que fue tuya.
De ti solo queda
mi aliento en el cristal mientras te alejas.

Te subes con tu minifalda en un coche grande y hortera,
perdiéndote en su azul metalizado,
abducida por el olor a pino
y por el suave tacto del cuero falso.
De él solo veo su perfil de torero
saliendo por la puerta grande con su trofeo.

Te has dejado un blusón tendido al sol,
aquí lo dejaré hasta que vuelvas.
Será mi bandera,
mi deshonra,
la señal que advierta al paseante
de que aquí dentro solo vive un idiota.

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

You may use these HTML tags and attributes: <a href="" title=""> <abbr title=""> <acronym title=""> <b> <blockquote cite=""> <cite> <code> <del datetime=""> <em> <i> <q cite=""> <s> <strike> <strong>

*