a geranios, a manos salpicadas de esperma luego de intentar limpiar las manchas sobre el vestido floreado, a
vasos de vino tinto rotos sobre el mantel blanco o a cabellos revueltos cubiertos de polvo luego de caerse
violentamente del caballo.
Cierro los párpados. Rezo por el descanso de aquellos cuerpos enterrados sin haberse amado nunca,
mientras bebo café instantáneo en esta mañana carente de
fragancias.
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