Rolls Royce



Rolls Royce



Cuando cumplí los treinta me senté
a pensar en las cosas que quería.

Pensé en ti, en un futuro vago, en todo
lo que duerme detrás de la escritura.

Y después, es verdad, pensé en un Rolls
Royce Phantom, o en cualquier Rolls Royce (¿importa?)

y tuve la ilusión de tener uno
antes de morir.

Y con otra cerveza dije bueno,
con ir en uno

me doy por satisfecho. Me senté
y me propuse ir en un Rolls Royce

como objetivo único y legítimo.

Más tarde recordé su funeral.
El Rolls que nos llevó hasta el crematorio.

El perfecto silencio del motor;
cómo el coche aquel día no importaba. 


B.C.







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