Adiós a Richard Attenborough. Adiós a Pinkie Brown, un británico en la corte del cine de gánsteres.

Ya he comentado en varias ocasiones en este blog que uno de mis católicos favoritos es Graham Greene, el genial escritor británico al que la etiqueta de creyente molestaba sobremanera aunque los dilemas católico-morales que siempre planteaba en sus novelas han ido reafirmando al público enciclopedista en esa idea. Y es que alguna etiqueta tenemos que ponerle a los artistas para no perdernos en los multiversos creativos.

El caso es que en 1938, Greene publicó Brighton Rock, una estupenda novela negra que les recomiendo y que Greene concibió como puro entretenimiento de novela de gánsteres.

“Tan sólo llevaba Fred Hale tres horas en Brighton cuando sabía que lo iban a asesinar.”

Buen comienzo para una novela aunque un poco menos bueno para el pobre Fred Hale. Su final es todavía peor.


El protagonista de la historia es Pinkie Brown, un matón de 17 años, católico, que no bebe, ni fuma, ni f+++a pero que, a tan tierna edad, carga a sus espaldas con un par de asesinatos mientras lidera un grupo de delincuentes que se mueven en el sórdido submundo de las actividades del crimen organizado. 

Pinkie Brown es un sociópata cruel que no dudará en camelarse a una inocente jovencita, también católica, para evitar que se vaya de la lengua.

Recuerden, Greene era católico... y a los católicos no les gusta que los malos se vayan de rositas y no paguen por sus pecados.

En 1947, Richard Attenborough encarnó en el cine al joven Pinkie Brown en la película Brighton Rock (John Boulting), o la revisión británico-cuarentona de la edad de oro del cine de gánsteres americanos de los años 30. 


Así que, como todas las interpretaciones británicas de los géneros hollywoodienses, encontrarán ustedes un mundo marginal sin el glamour ni las vamps que rodean al rebelde héroe americano que delinque para protestar contra las injusticias de la sociedad que lo margina. Porque Pinkie Brown es un mediocre peligroso con ínfulas de gánster al que nadie toma en serio. 

Y Richard Attenborough (DEP) personificó a este antihéroe en este clásico británico del cine negro al que el paso del tiempo le ha sentado regular. Sólo para cinéfilos.

La película termina con un primer plano de un crucifijo y una especie de "milagro" bastante resultón a mi entender. Pero hasta llegar a eso suceden cosas tan siniestras como ésta:

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