EL ALQUIMISTA DE LAS PALABRAS
Al igual que el Diccionario del diablo, de Ambrose Bierce, o el Diccionario de lugares comunes, del francés Gustave Flaubert, en las páginas culturales del ABC Andrés Neuman glosó hace unos tres años una serie de palabras creando un nuevo diccionario heterodoxo que él mismo bautizó como Barbarismos. Ahora, Páginas de espuma rescata aquellas definiciones revisadas y ampliadas por el propio autor para la ocasión.
Las entradas están ordenadas por un riguroso orden alfabético. Y esta es la única semejanza que encontrará el lector con un diccionario al uso. Así, mientras en este las definiciones son rigidas y herméticas, las diferentes acepciones del nuevo diccionario de Andrés Neuman son de todo menos inflexibles. Metáforas, juegos de palabras, ironía, oxímoron, son solo algunas de las figuras literarias que utiliza el autor hispanoargentino para configurar su enciclopedia particular.
El libro se puede estructurar de manera interna en, al menos, tres bloques claramente diferenciados:
1. Aquellas entradas que hablan de la actualidad política y social en la que nos encontramos inmersos. Así, define aborto como “decisión que una mujer toma sobre su cuerpo, como si fuera suyo”; la política es la “campaña electoral ocasionalmente interrumpida por la acción del gobierno; o el empleo es la “interrupción accidental del desempleo”.
2. Las definiciones que versan sobre el mundo de las artes, especialmente con la escritura (escritor: individuo que fracasa en el intento de ser exclusivamente lector) y la música (jazz: asimetría rigurosa).
3. Las entradas que hablan del amor y otros menesteres. Pareja: dúo impar. Beso: palabra articulada simultáneamente entre dos hablantes.
Neuman, capacitado con un don especial para el aforismo y la paradoja, sorprende con este nuevo libro lleno de afiladas y certeras definiciones en las que homenajea el volumen del que precisamente se distancia, el diccionario. Como un alumno aventajado que consigue replantear la tesis de su maestro, el escritor redefine más de mil voces dotándolas de una verosimilitud perfectamente plausible. No creo que sea casual el hecho de que José María Merino, escritor y miembro de la RAE, sea el autor del prólogo. Ni que la portada, con ese dardo (como el de la palabra, de Lázaro Carrter) sumergido solo deje asomar una pequeña parte, como el iceberg de Hemingway, porque la realidad es mucho más poliédrica, porque las palabras no son simples números y sus diferentes combinaciones dan diferentes resultados. Es más, una sola combinación, dan distintos resultados. Así, una misma palabra bajo una distinta mirada, da como resultado una nueva definición.
Solo una persona que conoce a fondo el significado de las palabras y domina el lenguaje es capaz de llevar a cabo este diccionario, muchas de cuyas entradas me parecen más acertadas que las de un diccionario clásico; al menos, mucho más sugerentes y evocadoras, dotando a la realidad más abycta de un nuevo prisma bajo el que mirar nuestro día a día. Algunas de las definiciones propuestas en este libro me las quedo para mí, olvidándome de la definición estricta.
Siempre preocupado por la sintaxis, autor de todo tipo de libros, desde el aforismo a novelas de carácter decimonónico, pasando por libros de relatos y de poesía, se podría decir que esta nueva obra de Neuman es, de alguna manera, la summa literaria del autor, si no fuera porque aún no ha llegado a los cuarenta años y le queda, esperemos que por el bien de la literatura, muchas obras que ofrecer a sus cada vez más numerosos lectores. Nos regocija saber que ha fracasado en su intento de ser exclusivamente lector.
Reseña aparecida en el número 370 de la revista Quimera