Wilfred Owen fue un escritor inglés que combatió casi hasta el final de la Primera Guerra Mundial. Una semana antes del armisticio, Wilfred Owen (que había renunciado a licenciarse) murió intentando cruzar, al frente de sus hombres, el canal de Sambre-Oise (Francia).
Tenía 25 años.
Se apagaba así la vida de un joven valiente, culto, bastante guapo y, según las buenas lenguas, homosexual. Además era poeta. Así que Wilfred Owen tiene todo lo que hay que tener para formar parte del Pabellón de Hombres Ilustres Gusanos.
Su poema más conocido es este Himno a la Juventud Condenada que dedicó a todos los muertos de la WWI:
¿Doblarán las campanas por aquellos que mueren como ganado?
Sólo la rabia monstruosa de los cañones
el rápido tartamudeo de los fusiles pueden rezarles una breve plegaria.
Para ellos, no más ceremonias, oraciones ni campanas ni voces de luto o salvas en coros,
Sólo el agudo, rabioso gemido de coros de obuses y clarines llamándolos desde dolientes condados.
¿Qué candelabros pueden encenderse para ellos?
No en sus manos de niños sino en sus ojos brillará la sagrada luz de los adioses.
La pálida mirada de las muchachas serán sus mortajas;
Sus ofrendas, la ternura de dolidos recuerdos
y cada lento atardecer se inclinará ante sus memorias.
Regeneration (Gilles MacKinnon, 1997) es una notable película británica que les mostrará algunas de las vivencias de Owen como, por ejemplo, su encuentro con otro poeta antibelicista, el vailente oficial británico Siegfried Sasson.