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Cuando en las películas deviene lo perdido
y el protagonista asume su fracaso
a veces, en la escena
llueve.
Cuando el dolor se abre sin remedio
alguien, en silencio, se prepara
un té, y entonces
llora.
A veces eso pasa, en la cocina.
Porque el agua dice muchas cosas.

Quisiera que hoy llegaras de tu viaje
porque llueve
y sería bueno
que mirando y oliendo lo que llueve
sientas tu vuelta
como se siente un muerto.

Yo estoy aquí, como un vidrio perdido
en el lecho de un río
mientras el agua arrecia.
El aire de esta tarde huele a sangre
porque la sangre fresca
huele a barro.


Carina Sedevich, Como segando un cariño oscuro

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