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Contengo un breve ataque violento. Lo reprimo. Me lo trago. La úlcera me quema en el estómago. Marco el 2. Las burocracias, como las religiones primitivas, practican la ciclicidad y el eterno retorno. Un "dejà vu" paranoide y brutal. Las grandes empresas son pequeños Estados, como pequeños Estados en miniatura. Copian ese delicioso aparato burocrático donde un hombre puede perder la razón y la calma fácilmente… Tratan de que pierdas la serenidad y la cabeza, o que desistas de cualquier empeño. Te arrojan a un laberinto de máquinas y robots parlantes hasta la extenuación.
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HABUC 1, 2
¿Cuándo serán consolados los enfermos, los tullidos, los idiotas?
¿Cuándo seremos saciados los que tenemos hambre y sed de Justicia?
¿Cuándo, Señor? ¿Hasta cuándo?
¿A cuántos gilipollas más, uno tras otro, veré aún desfilar ante mis ojos…?
¿Cuánta sangre escupiremos, cuánta mierda aún tragaremos?
¿Hasta cuándo los "Hijos de Puta" nos mangonearán y pastorearán como borregos? ¿Cuántas pollas chuparemos? ¿Cuántas?
¿Cuántos culos lameremos? ¿Hasta cuándo?
¿Hasta cuándo nos joderán, mangonearán, explotarán y exprimirán?
¿Hasta cuándo, Señor? ¿Cuándo será nuestro el Reino de los Cielos?
¿Cuándo seremos consolados? ¿Cuándo alcanzaremos misericordia?
¿Cuándo, Señor? ¿Hasta cuándo?
¿Hasta cuándo tendré que oír los pedos, meadas, toses y gritos de mi vecino? ¿Hasta cuándo tendré que saludar a las clientas, marujas cabronas, hasta cuándo seré dependiente del Burger King, empleado de Zara, reponedor del Hiperber?
¿Hasta cuándo tendré que aguantar a los listos, a los que intentan joderme en el trabajo, a los que me putean cada mañana y cada tarde y cada noche? ¿A los que me engañan, a los que me pitan en el coche, a los que van despacio en la carretera?
¿Hasta cuándo, Señor? ¿Hasta cuándo?
¿Hasta cuándo tendré que soportar 1.000.000 de imbéciles electrizados por el fútbol ante sus pantallas y en los gigantescos estadios de hormigón y acero?
¿Hasta cuándo tendré que aguantarme las ganas de partir, a uno de todos esos cabronazos que se rapan la calva y conducen coches tuneados, los morros?
¿Hasta cuándo me lavarán el cerebro un día y otro día con las misma canciones en la radio, El Canto del Loco y Alejandro Sanz, hasta tenerlas grabadas a fuego en mi mente?
¿Hasta cuándo me seguirán vendiendo y vendiendo cosas, Señor? ¿Hasta cuándo intentarán hacerme sentir culpable por comprarlas (por los chinos que trabajan por un plato de arroz y los pakistaníes que dan sus hijos en adopción por tener dinero para mantenernos vivos)?
¿Hasta cuándo dejarás que las hijas de puta marujas de mierda con "permanente" de 20 euros y chal sobre los hombros intenten desquiciarme en el trabajo?
¿Hasta cuándo iremos de compras al Carrefour y Mercadona, con tintineantes carritos de la compra, aguantando colas interminables y pagando como si fuésemos imbéciles, con caras de imbéciles?
¿Hasta cuándo seremos monigotes, carne de cañón, consumidores del Gran Mercado, y ciudadanos de la Puta Democracia?
¿Hasta cuándo los imbéciles leídos criticarán mis libros con comentarios como "tiene que limar sus ingenuidades" o "se acerca con buen ánimo a la gran poesía universal" o "tiene el mérito de crearse una mirada poética ante el mundo; lo cual en los tiempos que corren no carece de mérito?
¿Hasta cuándo, Señor? ¿Hasta cuándo?
¿Hasta cuándo tendré que esperar para mandarlos a todos a la mierda?
¿Hasta cuándo veré morir a los buenos, a los que son generosos y sencillos; mientras las arpías y buitres, secos como la mojama o gordas como morsas, siguen aferrados a la vida, y disfrutándola?
¿Cuándo, Señor? ¿Hasta cuándo?
¿Cuándo heredarán, Señor, los "mansos" la tierra?
[Ediciones Lupercalia]