Una madre llora a su hijo, asesinado en la escuela de Beslam por un grupo de yihadistas chechenos |
Nichita Stănescu
(Rumania, 1933-1983)
Seña 19
El ángel
Ioana Zlotescu y José María Bermejo.
El ángel había muerto,
yo no fui capaz de retenerlo en mis brazos,
se convirtió en agua y se me escurrió entre los dedos
me humedeció la rodilla
y me lavó los pies,
los mismos con los que camino...
eso fue exactamente lo que hizo
esa manera de irse
y de dejarme solo
en esta carrera sin fin.
esa manera de irse
y de dejarme solo
en esta carrera sin fin.
Otros poemas de Nichita Stănescu
Grandes Obras de
El Toro de Barro
Juan Ramón Mansilla, "Una habitación en rojo" Col. La piedra que habla Ed. El Toro de Barro, Carlos Morales ed. Tarancón de Cuenca, 2011. PVP: 10 euros edicioneseltorodebarro@yahoo.es |