Las palabras florecen como oraciones santas en mi cabeza. Mi vida transcurre entre el silencio y las alucinaciones. Ya no siento dolor en la cicatriz. Todo se reduce a la noche y su calma, el desasosiego y los poemas. Escribir a máquina me resulta más fascinante que salir a tomar un trago. La gata que duerme en el sofá de pana, el guiño de Hendrix en la tapa del cd, acaso mis cábalas. Incienso, té de hierbas y la ventana que nunca cierro para que la brisa refresque mis cabellos.