“Tiene flores en su ombligo”, leí por ahí y me maravillo ante tanta poesía. Recuerdo la cantidad de sueños que encierro en los ojos y cómo me gusta sentir al hamacarme, la libertad. El viento despeinándome, los pies cerca del cielo. Imagino que así debe de sentirse, el amor verdadero. Aquél que no defrauda, aquél que te llena las manos de diamantes, escarabajos o lirios. Las palabras que no se dicen pero se saben ciertas. Entre tanta ausencia que late hasta lo más profundo del amarillo, Charlie Parker suena haciendo una pausa en el frío.