Perfiles falsos caducan su apuesta de seguimiento. Noches de fuentes en Roma donde el agua fluye mientras cae al fondo una moneda. ¿Tres deseos? Nunca. No creo en el genio de la lámpara. Jamás tuve pretensiones de odalisca ni llevo el cabello atado en rodete con dos lápices en los extremos. Hiroshima no es mi ciudad después de todo. Redimo el deseo. Una ansiada calma me arrulla. Duermo en paz conmigo misma. Las estrellas me iluminan.
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