"El mundo hay que fabricárselo uno mismo, hay que crear peldaños que te suban, que te saquen del pozo. Hay que inventar la vida porque acaba siendo verdad" (Ana María Matute)
Es curioso que este blog empezara con una despedida. Decía adiós a Barcelona (cuando todavía no estaba de moda irse) y eso fue el principio de todo. Eso dice mucho de mí, supongo. Me inventé una palabra y escribí un primer post para deciros: "ahí os quedáis". De eso han pasado ya siete años y casi 300 entradas. Nunca imaginé que llegaría tan lejos, ni que recibiría tanto cariño y apoyo de vuestra parte. Ha sido un viaje fantástico. Incluso, algunas veces, pensé que me acompañaría toda la vida... pero ha llegado el momento de asumir que todo se acaba, incluso los sueños. Toca volver a despedirme aunque, esta vez, yo me quedo y es el blog el que dice adiós.
Ha sido una decisión muy dura. Éste es el primer lugar donde me puse a escribir en serio. Aquí es donde, por primera vez, he tenido lectores de verdad. Creo que pocas cosas me han hecho más feliz en estos siete años que escribir mi (antiguamente) relato semanal de "Nihilantropía". Pero los sueños, una vez cumplidos, hay que dejarlos volar. He esperado hasta sentir, de forma incontestable, que éste era el momento. Es difícil explicar los motivos. No es cansancio; más bien una necesidad intuitiva. Creo que, al final, será para bien. Que este punto final es un nuevo principio (ahora sí) hacia un peldaño mejor y más real.
Tenéis que creerme, seguiría aquí eternamente. Ésta es mi casa; la que siempre ha tenido las puertas abiertas a todo el mundo (con todo lo que eso conlleva). Aquí hemos jugado juntos. Me habéis visto crear historias, desnudarme, salir y entrar del armario, viajar, escribir poemas cursis, alisarme el pelo, enamorarme, decepcionarme, deprimirme (de esto un poco demasiado), perder a seres queridos, filosofar (también falosofar, me temo), reflexionar sobre lo absurdo de la vida cotidiana, quejarme de cosas que, en el fondo, no tenían importancia, hacer dibujitos, burlarme de todo y también, la mayoría de las veces, manipular para divertiros. He aprendido aquí que, por encima de todas las cosas, soy un escritor y eso tiene que ver con mi decisión, y es por eso por lo que a este blog se lo debo todo. Y también a vosotros.
No os pongáis tristes. Alegraos por mí y por los buenos ratos que hemos pasado. Si un día sentís nostalgia, buscad en las ETIQUETAS o en el ARCHIVO los relatos que más os gustaron y volverlos a leer. Estarán ahí siempre. Seguramente ahora, seguiréis pensando que todo lo que escribí me pasó de verdad. Y el caso es que la mayoría de las veces, estaréis en lo cierto; aunque también mentí, ¡y mucho! Sigo insistiendo en eso y la gente sigue sin creerme. Supongo que, en algún momento, comprendieron que un escritor, cuando miente, es cuando de verdad es sincero.
Gracias por estar ahí. Nos volveremos a ver. En algún lugar. No sé dónde. Seguro.
Si de verdad lo deseáis, así será.
Yo lo deseo.