Mi educación:
no desees nada demasiado
no te vanaglories ante nadie
–mucho menos de ser feliz–
no sueñes sueños imposibles
–tampoco sueñes la posibilidad–
no rías demasiado alto
no enfades a los dioses
–no creas en ellos ni en sus premios
aunque estarán ahí para castigarte–
no llores delante de los otros
–la tristeza es otra forma de ser presuntuoso–
no te aferres pero no te sueltes del todo del pasado
no te emborraches sin sufrir por la resaca
no te menosprecies
esperando compasión
no luches
todo está perdido desde siempre.
Y ahora sal al mundo, sostente, sé un ejemplo.
Ana Pérez Cañamares, Las sumas y los restos