Ana María Matute: Los niños tontos.
Ediciones Destino. Ilustraciones de José María Prim.
Me aburrían y me siguen aburriendo casi todos los cuentos infantiles. No comprendo el interés que pueden suscitar un gatito que habla, un príncipe a caballo, una princesa estúpida. Finales felices y predecibles, argumentos repetitivos, estereotipos perniciosos… El placer por la lectura llegó más tarde. Quién sabe cómo.
Son muchos los autores que convierten a niños, o a adultos en ciernes, en protagonistas de sus historias. Algunos parece que solo buscan lectores: la infancia conmueve. Otros, como Ana María Matute, lo hacen —lohicieron— de modo justificado y pertinaz.
Los niños tontos: niños de todas clases, por todas partes, en veintiún relatos de una crueldad espeluznante. Breves como el soplar de velas frente a una tarta de cumpleaños. Angustiosos como una película de terror.
Hoy, una noche cualquiera, leo para mis hijos tres o cuatro de estas historias. Mañana morirá su autora (pero yo todavía no lo sé).
«Mamá, qué cuentos tan tristes».
Silencio. Pausa. [(…)].
«Léenos otro».
* Para Yelko H-R. No tonto.