Palabra de Spiros Stathoulopoulos, director colombiano de origen griego y responsable de uno de los más brillantes tour de force cinematográficos de todos los tiempos, o sea, la película que hoy les recomendamos: PVC-1, un plano secuencia de 85 minutos rodado a lo largo y ancho de la selva colombiana y operado por el propio director quien, por cierto, tuvo que ponerse en forma en el gimnasio para afrontar el reto físico que suponía el proyecto.
La historia real en la que se basa el guión es tremenda. Una madrugada de mayo de 2000, tres individuos, miembros de las FARC, irrumpieron en la vivienda de Elvia Cortés y le colocaron un collar bomba… Sí, han leído bien, un collar bomba de PVC relleno de dinamita. Si Elvia no pagaba la suma de 15M de pesos en un plazo establecido, el collar junto con su carga serían detonados por control remoto. Elvia se negó a pagar y confió su vida a las expertas manos de Jairo López, técnico de la brigada de antiexplosivos de la policía de Chiquinquirá.
El maestro Zinnemann nos enseñó, en su magistral Solo ante el Peligro (1952), cómo aumentar la tensión de una trama contrarreloj filmando una historia en tiempo real. Spiros S. va más allá y da una vuelta de tuerca al utilizar un solo plano secuencia, ergo sin cortes, que, además, comienza (lo mismo que hizo otro maestro en otro inolvidable plano secuencia clásico) con un primer plano de la bomba. El resultado de la coreografía realizada es, según mi modesta opinión, impresionante. La naturalidad de las interpretaciones junto con el hecho de estar rodada en espacios naturales confieren a PVC-1 un realismo cercano al documental que, estoy convencido, les va a dejar con la boca abierta.
No se pierdan PVC-1.
Es mucho más que un ejercicio de estilo.
Es una película de un virtuosismo asombroso.
Un clásico de culto instantáneo.
Una obra maestra del Cine Contemporáneo.
Una obra maestra del Cine Contemporáneo.
PS. Y resulta que Spiros Stathoulopoulos ha parido una segunda obra maestra: Metéora (2012). ¿Ha nacido un maestro?.