Gerard Uféras |
por si decido irme o
un pájaro marque territorio sobre el suelo que nos alberga.
como la frustración
que cultiva cáscaras de pobreza y todo eso,
o
si el buda que tengo atado a mi muñeca
cobrase vida para decirnos que
el tiempo
abraza ovejas hasta convertirlas en cabritos
y somos niños otra vez,
y nos proponemos jugar a las escondidas
hasta que
uno de nosotros se quede dormido tras el árbol
o el otro
se baje los pantalones y diga
esto es tuyo, tomalo.
entonces me quedo
junto las cáscaras que la pobreza transformó en naranjas.
el frío se quedó del otro lado de la puerta, y
adentro, nos olemos.
algo parecido al almíbar. mi casa
tiene los colores de la infancia
que no recordamos y el sol
permanece ahí,
nuestro,
en la ventana.