A estas alturas, creo que las películas de Tom Cruise que más me divierten y satisfacen son las que se mueven entre el fantástico y la ciencia ficción (Minority Report, La guerra de los mundos, Oblivion, Entrevista con el vampiro, Legend…), esto, claro, con el permiso de peliculones del estilo de Magnolia, Collateral o Eyes Wide Shut.
Al filo del mañana está basada en un cómic manga, dato que me parece importante porque en un tebeo suele predominar lo visual (salvo que hablemos de Alan Moore, donde prevalece siempre el guión y supera al dibujo, en mi opinión). Está dirigida por Doug Liman, quien ya demostró lo que vale en los filmes de acción y ritmo explosivo como El caso Bourne. Y es una especie de cruce entre Atrapado en el tiempo y Starship Troopers, con cierta inspiración en los videojuegos: cuenta cómo un oficial del ejército degradado a soldado entra en combate a la fuerza, y cómo tiene la capacidad de reiniciar el día, viviendo una y otra vez las mismas situaciones bélicas, que suelen depararle la muerte. Cage muere todos los días y así va aprendiendo de sus errores y perfeccionando sus estrategias de combate, sus planes y sus ansias de sobrevivir. Es decir: como en Atrapado en el tiempo, con los esfuerzos de Bill Murray para conquistar a la chica. Esta clase de películas, en las que el protagonista vive una y otra vez el mismo día (también estaría Código Fuente), me interesan porque, en realidad, son una metáfora de la vida y de nuestras rutinas. ¿No repetimos a diario los mismos gestos, seguimos las mismas costumbres, tratamos de mejorar y de enmedar los errores de la víspera? La única diferencia es que, como en los videojuegos, en estas películas se muere para reiniciar la partida.
Hay algo que queda en un segundo plano, como entre líneas, y que a mí me ha gustado mucho, y es la tensión sexual que se establece entre Cage (Tom Cruise) y Rita (Emily Blunt), esa especie de enamoramiento o atracción sin palabras de la que ninguno habla y que está latente. De hecho, al salir del cine dijo uno de mis amigos que, en el fondo, la película trataba de un hombre intentando follarse a una mujer (aunque en el camino deba convertirse en héroe para lograrlo); si lo consigue o no, es algo que no desvelaré.
Sin alcanzar la maestría de las dos cintas de ciencia ficción que rodó con Spielberg, Al filo del mañana es un producto digno, con las suficientes dosis de emoción y escenas trepidantes como para que se convierta en un filme de culto. A mí me gustó bastante, y además tiene sentido del humor, algo que no siempre es frecuente en el género.